El 31 de octubre puse fin a una etapa muy importante en mi vida, 40 años como profesor, por ese motivo, el colegio, mis compañeros y amigos, me dieron una comida de despedida.
Fue un día maravilloso y entrañable que no olvidaré nunca..
Viví momentos muy emotivos y quiero agradecer a todos el ambiente que se creo, y de forma muy especial a los amigos que me dirigieron unas palabras recordando tantos momentos vividos juntos.
Quiero dar de nuevo las gracias a las personas q me acompañaron ese día y a las que no pudieron ir, pero que sé que estuvieron conmigo de corazón. A continuación quiero compartir con vosotros las palabras con las que me despedí.
Buenas tardes a todos, antes de comenzar me gustaría
daros las GRACIAS por haber venido hoy a esta comida, seguro que a muchos os ha
costado un esfuerzo, pero aun así estáis aquí.
No ha resultado fácil hacer un discurso de este tipo, ya
lo comprobaréis y me daréis la razón. Hoy, para vosotros es una comida festiva
que me brindáis con mucho cariño, y también una disculpa para estar juntos y
pasar un rato agradable, para
mí además de eso, es mucho más, muchísimo más.
Hace un tiempo que dejé de dar clases, aunque es hoy cuando para mí,
cierro definitivamente esta etapa tan bonita, la de la docencia. Hace 30 años
que empecé en Maristas. Mi vida profesional como docente comenzó en Madrid en
1979 en los colegios Joyfe, luego continuó aquí en Granada en San Isidoro, para
posteriormente pasar a Maristas, gracias al hermano Carlos Rubio, que con tan solo mi curriculum y con las referencias
que de mí dieron desde el colegio de Madrid, me admitió en este centro.
En total 38 años como profesor,
bueno digamos como titulado, firmando actas, recorriendo pasillos, enseñando,
pero sobretodo aprendiendo de cada uno de los alumnos que han pasado por mis aulas,
entregándome a la tarea de dar clase, complicada en ciertos momentos… Una tarea que sin duda he disfrutado
plenamente. En realidad, son 40 los años que llevo en esta misión, si tenemos
en cuenta que dos antes de terminar la carrera, estuve impartiendo clases
en una academia en la calle Princesa de Madrid.
¡Que recuerdos!
Pero ha llegado el momento de
poner punto y final a esta etapa y resulta más emotivo de lo que parece, sobre
todo cuando he de confesar que ha sido una de las actividades de mi vida de la
que me siento más satisfecho y también una de las facetas que más alegrías me
ha dado.
He pasado una infinidad de
momentos de toda clase, desde unos tremendamente emotivos y en los que se me
han saltado las lágrimas, provocados por esos alumnos que tanto me transmitían,
hasta momentos de auténtica felicidad, en lo que sus gestos hacia, mí eran la
mayor satisfacción del trabajo creo que bien hecho.
Guardo de esta etapa numerosas
notas escritas que hacen referencia a lo anteriormente mencionado, y cuando la
vida de una u otra forma te golpea y te vienes abajo, recurro a ellas, como mi
mejor medicina porque van directas al alma.
Todos esos recuerdos no son de
Maristas, pero si la mayoría, debido a que, de mis 40 años en la docencia, 30
han transcurrido en este centro. Hoy hay aquí muchos antiguos alumnos míos que
pueden contaros cosas sobre mí, entre ellos los directores, Juanri director
general y Leo, director de Primaria.
A lo largo de mi carrera he
podido hacer las cosas mejor o peor, pero lo que, si os aseguro es que me he
entregado en cuerpo y alma a mi labor como profesor, con virtudes, pero también
con defectos, el más grande sin duda, el no saber dejar las preocupaciones en
la puerta del colegio y llevármelas a casa. Si pudiera enmendar algo de estos
años, sería eso y muchos me conocéis lo suficiente para saberlo. Es una faceta
de mi personalidad, que me ha hecho sufrir demasiado, porque para más inri no
daba una asignatura fácil. Aunque lo que más me ha hecho sufrir de este defecto
mío ha sido que no sólo lo he sufrido yo, sino que irremediablemente también lo
ha hecho Patricia, mi mujer.
Ella perfectamente sabe que
muchos días he llegado a casa mal, por uno u otro alumno, por una nota, por un
padre… muchas comidas han tenido de fondo ese telón, no debería haber sido así.
Gracias Patricia, por tu
cariño, tu paciencia y tu tesón para apoyarme día a día, sin ti mi tarea como
docente no hubiera podido ser la misma. Has sido, eres y serás mi mayor pilar.
Te quiero.
Lo que más me gustó y llamó mi
atención al entrar a Maristas fueron dos cosas: por un lado, su lema “ A Jesús
por María” y la otra, “Las tres violetas” del emblema.
Quiero empezar a hablaros de la
segunda, el emblema, debido al gran impacto que provocó en mi persona. Tal es
así, que desde los inicios formó parte de mi blog, un poco aparcado por la
falta de tiempo pero que me gustaría retomar, donde además tengo una entrada
hablando de la relevancia de las tres violetas.
Estas tres cualidades son
importantísimas, no sólo para alumnos y profesores maristas si no también para
cualquier persona que quiera ejercer en esta vida, como eso, como persona.
Este mundo sería mejor si la
mayor parte de la población, aplicará y viviera con acuerdo a la sencillez,
humildad y modestia. Nuestra historia hubiera cambiado hace muchísimos años si
todos hubiéramos aplicado esas tres cualidades que representan las tres
violetas y no estaríamos viviendo momentos tan duros como los que estamos ahora
sufriendo.
Todos los conflictos con los demás, o casi todos al
menos, nacen de una gran dosis de:
ORGULLO rayando en la SOBERBIA que mezclado con el EGOISMO..
lleva al.. soy mejor que, luego merezco más que…No tengo bastante con… ya que
yo merezco más….
No sigo… pero es
así, todos sabéis de sobra a que me estoy refiriendo.
En cuanto a la primera, el lema
“A Jesús por María” he de decir que para mí el significado profundo de María,
no sólo se corresponde a un personaje histórico, sino que representa también el
eterno femenino, tan fundamental en la creación, y ha marcado, marca y marcará
siempre mi vida.
En mis clases, nunca ha faltado
algún momento durante el curso en el que invitara a mis alumnos a profundizar
por ellos mismos en estos aspectos.
Cuando el Bachillerato estaba
en el edificio en el que ahora se imparte Primaria, muchas veces en el mes de mayo,
bajaba a la capilla, con el curso del que era tutor, hacíamos pequeñas
meditaciones sobre este tema de María y les invitaba a no quedarse sólo con el
concepto histórico, sino a ahondar aún más en el significado profundo de la DIVINA
MADRE.
Es por todo esto, por lo que me
emociono cuando escucho la “Buena Madre”. La última vez, hace muy poco, en la
ceremonia dedicada a Jandro en el patio del colegio, una evento precioso, bien
organizado y emotivo. Esta canción, junto con la de “Confiad”, son las que solían
cerrar todos los actos Maristas. La de
CONFIAD en mis primeras años en el centro, LA BUENA MADRE, en los tiempos
actuales.
Evidentemente, no hay luces sin
sobras, no todo ha sido maravilloso, también ha habido momentos difíciles desde
que yo entré al colegio, algunos por desgracia inevitables.
Como tantas y tantas subidas a
ese lugar situado por encima de la Alhambra, y como el suceso de los mártires
de Bugobe. 31 de octubre de 1996. Hoy hace 21 años.
Algunos de los profesores que estáis aquí, lleváis pocos años en el colegio, por eso resumo por si no lo
conocéis a que hace referencia el suceso nombrado anteriormente.
En un campamento de refugiados
en Bugobe (Zaire), murieron asesinados cuatro hermanos maristas:
Julio.
Miguel Ángel.
Fernando.
Servando.
Murieron porque se quedaron a
ayudar y asistir a los más desamparados.
Pudieron perfectamente huir, escapar. NO LO HICIERON.
Servando Mayor, fue durante
muchos años profesor de este colegio.
Por aquel entonces, se estaba
celebrando un congreso Marista en Granada, del que fui el encargado de dirigir
a un grupo de alumnos y alumnas del colegio para que ejercieran como azafatas..
Ese suceso, lo acontecido a los mártires MARISTA, lo
viví muy de lleno, unos años antes había compartido tutoría de 3º BUP con
Servando y hecho con él, viajes y excursiones.
Pero además de estos sucesos,
también he de decir que somos humanos y en nuestra labor diaria cometemos
errores, yo al menos los he cometido sin duda, pero si nos moviéramos siempre
aplicando el lema de las “Tres violetas”, comportándonos con sencillez,
humildad y modestia y además tuviéramos siempre presente a NUESTRA DIVINA MADRE
y sus cualidades, seguro que esos errores no los cometeríamos.
Por eso, os animo, a que no
sean lemas vacíos, sino que los llevemos a la vida real, al vivir, el aquí y el
ahora.
Y mientras mayor sea la
responsabilidad y más delicado sea el momento.. más debemos preguntarnos si
estamos actuando de acuerdo a lo que representan las tres violetas y encomendar
a nuestra BUENA MADRE nuestra decisión.
No puedo terminar este discurso
sin hacer referencia a dos personas que
más me han impactado en mi vida.
Mi hermano Jesús, que falleció
el pasado 27 de abril.
Me ayudó en mi formación,
primero enseñándome Matemáticas y después aconsejándome el como dar clase.
Pero sobre todo, fue un gran
ejemplo de cómo afrontar la vida y más cuando en ella se presentaban
adversidades, tanto él como su mujer Laly, siempre me marcaron el camino de la
serenidad, y de ser felices incluso cuando la vida te golpea duramente.
Otra persona que supo ser
ejemplo de humildad, sencillez y
modestia..
Que amaba a la BUENA MADRE y
que por desgracia no pude compartir mucho tiempo con él, pero que el que compartí, me fue suficiente para que
dejara una huella imborrable en mi.
No he conocido a nadie, ni
profesores, ni hermanos maristas, ni padres de alumnos, que lo hubieran conocido, y que no hablen de
él con este mismo respeto y admiración
con el que yo estoy hablando.
Me refiero como los más
antiguos habréis adivinado al hermano Francisco Santamaría.
Si me pusiera a hablar de él,
por más que dijera, no acertaría a describir a esa maravillosa persona, por
eso.. prefiero no decir nada más..
Gracias por todo lo que como
compañeros y amigos habéis aportado a mí vida, que ha sido muchísimo, esta andadura
no hubiera sido la misma sin vosotros.
Abrazos y besos, ya sabéis como
suelo decir, convenientemente repartidos.
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