domingo, 7 de diciembre de 2008

LA CÁLIDA ALFOMBRA Y EL FRÍO MÁRMOL





Si estamos en el invierno, cuando escribo este artículo, en Granada hace mucho frío, habremos experimentado, la agradable sensación de pisar descalzos una buena alfombra de lana. Que distinta sensación tenemos al pisar un suelo de mármol, aunque dicho suelo, por estar al lado de la alfombra, esté a la misma temperatura.
¿Qué motivo hay para que estando alfombra y mármol a la misma temperatura, la sensación al pisarlos, sea tan distinta?
El motivo no es otro que su distinta conductividad térmica.
Además, de la transmisión de energía, en forma en este caso de calor, del cuerpo que más energía tiene, al que tiene menos.
La conductividad térmica es una
propiedad física de los materiales que mide la capacidad de conducción de calor. Es elevada en metales y en general en cuerpos continuos, y es baja en los gases, siendo muy baja en algunos materiales especiales como la fibra de vidrio, que se denominan por eso aislantes térmicos.
Para que exista conducción térmica hace falta una sustancia, de ahí que es nula en el vacío ideal, y muy baja en ambientes donde se ha practicado un vacío elevado. Es el caso de los termos, que logran mantener por mucho tiempo, los líquidos a la temperatura a la que los hemos guardado.
La alfombra está construida con lana, un mal conductor térmico y como resultante un buen aislante, pero además, atrapa entre sus fibra aire, otro mal conductor térmico y buen aislante.
Lo contrario le pasa al mármol, que es un buen conductor y mal aislante.
Por ello, al pisar el mármol, como nuestro cuerpo está a más temperatura que él y siendo éste un buen conductor, al intentar igualarse las temperaturas, “roba” rápidamente el calor de nuestro pie, lo que nos hace sentir esa sensación de frío ( desagradable si es invierno, agradable si es en verano )

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